Escuchar un cuento propicia una rica gama de procesos que involucran
el pensamiento, la reflexión, las emociones y sensaciones y la imaginación.
La narración permite la creación de imágenes propias y diferentes en cada oyente.
 Paladeando la belleza de las imágenes, se conoce mejor
el mundo y la gente que lo puebla.
Es este el propósito del que narra.
Por eso, tan sólo por eso, es que cuento y vuelvo a contar.